Maternal Type 1 Diabetes and Risk of Autism in Offspring.
Xiang AH, Wang X, Martinez MP, Page K, Buchanan TA, Feldman RK.
JAMA. 2018 Jul 3;320(1):89-91.
http://doi.org/10.1001/jama.2018.7614
Comentado por el Dr. Tomás Muñoz Pérez, Residente de Endocrinología Pediátrica, Universidad de Chile IDIMI.
INTRODUCCION: En un estudio previo del mismo grupo de investigadores, se evaluó la prevalencia de trastornos del espectro autista (TEA) en hijos de más de 30.000 madres portadoras de diabetes mellitus tipo 2 (DM2) previo al embarazo o diabetes gestacional (DG). En esa oportunidad se encontró una asociación positiva, con mayor riesgo en aquellas madres portadoras de DM2 o diagnosticadas con DG antes de las 26 semanas de embarazo.
En esta oportunidad se estudió en forma retrospectiva una cohorte de mujeres embarazadas en los mismos centros, incluyendo aquellas diagnosticadas con diabetes mellitus tipo 1 (DM1), DM2 o DG entre 1995 y 2012. Cabe destacar que todos estos centros pertenecen al mismo consorcio (Kaiser Permanente), utilizándose para el seguimiento la ficha electrónica integrada.
MÉTODOS: Para diagnóstico de DM2 y DG se utilizaron criterios estandarizados, basados en la clasificación CIE-9, y recomendaciones de la ACOG. La exposición fetal a la DG se dividió, basado en la publicación anterior en diagnóstico previo o posterior a las 26 semanas de gestación. El diagnóstico de DM1 se obtuvo de los registros electrónicos y se confirmó al constatar la prescripción de insulina por parte de las pacientes. Para ajustar los resultados se tomaron en cuenta los siguientes posibles confusores: año de nacimiento, edad materna, paridad, nivel educacional y de ingresos, etnicidad, comorbilidad materna y sexo del hijo.
RESULTADOS: Se analizaron los antecedentes de 419.425 niños (51% varones), de los cuales 621 estuvieron expuestos a DM1 materna, 9.453 a DM2 materna, 11.922 a DG diagnosticado hasta las 26 semanas de edad gestacional, y 24.505 después de las 26 semanas. El tiempo de seguimiento promedio fue de 6,9 años (rango intercuartiles de 3,4-11,9 años), en cuyo período se diagnosticó trastorno del espectro autista en 5.827 niños. Las tasas anuales de incidencia de TEA anuales no ajustadas por 1000 niños fueron de 4,4 para la exposición a DM1; 3.6 para DM2; 2.9 para DG a las 26 semanas; 2.1 para DG después de 26 semanas; y 1.8 para sin diabetes.
En relación con la exposición a la diabetes, los HR ajustados según tipo de diabetes materna, destaca que el mayor riesgo lo presentan los hijos de madres con diagnóstico de DM1 (HR 2,36, Intervalo de confianza de 95%: 1,36-4,12), manteniéndose lo observado en la publicación anterior, respecto del mayor riesgo en madres diagnosticadas con DM2 o DG hasta las 26 semanas de embarazo. Los hijos de madres diagnosticadas con DG después de las 26 semanas tuvieron igual riesgo que aquellas sin diagnóstico de diabetes. Se realizó además ajuste por IMC y tabaquismo materno, manteniéndose las tendencias.
Hubo una tendencia no estadísticamente significativa en la incidencia de TEA al comparar hijos de madres diagnosticadas con DG entre los que recibieron o no terapia farmacológica (HR 1,18, intervalo de confianza 95%: 0,97-1,43; p=0,10).
DISCUSIÓN: En la discusión los autores destacan que se mantuvieron los hallazgos del primer estudio, agregando nueva información respecto del riesgo de la exposición fetal a diabetes materna, sobre todo desde las primeras etapas del embarazo. No se tiene claridad aún respecto del mecanismo por el cual esta condición afectaría el neurodesarrollo fetal, pero tendría relación con la severidad clínica y el tiempo temprano de exposición a la alteración metabólica materna. Además, quedan múltiples interrogantes respecto del rol que jugarían otros factores maternos como el control metabólico, variabilidad glicémica, niveles de insulinemia, antoinmunidad materna. También deben explorarse factores genéticos o epigenéticos en el menor, a igual que el rol que podrían tener la prematuridad y las hipoglicemias en período neonatal. Todas estas interrogantes deben analizarse en estudios futuros para determinar de mejor manera los factores asociados a esta patología y posibles estrategias para su prevención.
Comentado por:
Dr. Tomás Muñoz Pérez
Residente Endocrinología Pediátrico
IDIMI
JAMA. 2018 Jul 3;320(1):89-91.
http://doi.org/10.1001/jama.2018.7614
Comentado por el Dr. Tomás Muñoz Pérez, Residente de Endocrinología Pediátrica, Universidad de Chile IDIMI.
INTRODUCCION: En un estudio previo del mismo grupo de investigadores, se evaluó la prevalencia de trastornos del espectro autista (TEA) en hijos de más de 30.000 madres portadoras de diabetes mellitus tipo 2 (DM2) previo al embarazo o diabetes gestacional (DG). En esa oportunidad se encontró una asociación positiva, con mayor riesgo en aquellas madres portadoras de DM2 o diagnosticadas con DG antes de las 26 semanas de embarazo.
En esta oportunidad se estudió en forma retrospectiva una cohorte de mujeres embarazadas en los mismos centros, incluyendo aquellas diagnosticadas con diabetes mellitus tipo 1 (DM1), DM2 o DG entre 1995 y 2012. Cabe destacar que todos estos centros pertenecen al mismo consorcio (Kaiser Permanente), utilizándose para el seguimiento la ficha electrónica integrada.
MÉTODOS: Para diagnóstico de DM2 y DG se utilizaron criterios estandarizados, basados en la clasificación CIE-9, y recomendaciones de la ACOG. La exposición fetal a la DG se dividió, basado en la publicación anterior en diagnóstico previo o posterior a las 26 semanas de gestación. El diagnóstico de DM1 se obtuvo de los registros electrónicos y se confirmó al constatar la prescripción de insulina por parte de las pacientes. Para ajustar los resultados se tomaron en cuenta los siguientes posibles confusores: año de nacimiento, edad materna, paridad, nivel educacional y de ingresos, etnicidad, comorbilidad materna y sexo del hijo.
RESULTADOS: Se analizaron los antecedentes de 419.425 niños (51% varones), de los cuales 621 estuvieron expuestos a DM1 materna, 9.453 a DM2 materna, 11.922 a DG diagnosticado hasta las 26 semanas de edad gestacional, y 24.505 después de las 26 semanas. El tiempo de seguimiento promedio fue de 6,9 años (rango intercuartiles de 3,4-11,9 años), en cuyo período se diagnosticó trastorno del espectro autista en 5.827 niños. Las tasas anuales de incidencia de TEA anuales no ajustadas por 1000 niños fueron de 4,4 para la exposición a DM1; 3.6 para DM2; 2.9 para DG a las 26 semanas; 2.1 para DG después de 26 semanas; y 1.8 para sin diabetes.
En relación con la exposición a la diabetes, los HR ajustados según tipo de diabetes materna, destaca que el mayor riesgo lo presentan los hijos de madres con diagnóstico de DM1 (HR 2,36, Intervalo de confianza de 95%: 1,36-4,12), manteniéndose lo observado en la publicación anterior, respecto del mayor riesgo en madres diagnosticadas con DM2 o DG hasta las 26 semanas de embarazo. Los hijos de madres diagnosticadas con DG después de las 26 semanas tuvieron igual riesgo que aquellas sin diagnóstico de diabetes. Se realizó además ajuste por IMC y tabaquismo materno, manteniéndose las tendencias.
Hubo una tendencia no estadísticamente significativa en la incidencia de TEA al comparar hijos de madres diagnosticadas con DG entre los que recibieron o no terapia farmacológica (HR 1,18, intervalo de confianza 95%: 0,97-1,43; p=0,10).
DISCUSIÓN: En la discusión los autores destacan que se mantuvieron los hallazgos del primer estudio, agregando nueva información respecto del riesgo de la exposición fetal a diabetes materna, sobre todo desde las primeras etapas del embarazo. No se tiene claridad aún respecto del mecanismo por el cual esta condición afectaría el neurodesarrollo fetal, pero tendría relación con la severidad clínica y el tiempo temprano de exposición a la alteración metabólica materna. Además, quedan múltiples interrogantes respecto del rol que jugarían otros factores maternos como el control metabólico, variabilidad glicémica, niveles de insulinemia, antoinmunidad materna. También deben explorarse factores genéticos o epigenéticos en el menor, a igual que el rol que podrían tener la prematuridad y las hipoglicemias en período neonatal. Todas estas interrogantes deben analizarse en estudios futuros para determinar de mejor manera los factores asociados a esta patología y posibles estrategias para su prevención.
Comentado por:
Dr. Tomás Muñoz Pérez
Residente Endocrinología Pediátrico
IDIMI
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